THE WALKING DEAD O LA MALDICIÓN “RICK GRIMES”

ADVERTENCIA: LA SIGUIENTE ENTRADA PUEDE CONTENER SPOILERS. El siguiente texto está especialmente centrado en la serie de AMC pero no prometo no haber hecho algún guiño o comentario acerca del cómic que pudiera estropearte alguna sorpresa. Si por el contrario solamente sientes curiosidad o eres de los que sigue la serie y la lleva al día pero no piensas leerte el cómic en la vida, procede, futuro caminante.

THE WALKING DEAD O LA MALDICIÓN “RICK GRIMES”

¿Te has imaginado alguna vez levantándote de buena mañana y viviendo el sueño americano? ¿Has corrido las cortinas de tu habitación saludando al nuevo día y has descubierto para tu regocijo que un tipo al que no le ha debido dar el sol en años se está comiendo en el jardín a tu vecino, ese que te saludaba cada mañana con sonrisa estúpida mientras deseabas que le partiera un rayo mañanero?

Pues algo así pasa en The Walking Dead. Sólo que, el protagonista, lejos de levantarse apaciblemente en su cama se despierta abandonado en la habitación de un hospital y más desorientado que un girasol en Euskadi. Rick Grimes se ha pasado unos cuantos meses en cama por un coma pero ya desde un primer momento se da a entender que es un hombre extraordinario pues se levanta con los calzoncillos totalmente impolutos. Eso ya nos da la primera pista de que este tío está hecho de otra pasta.

The Walking Dead es lo que pasa cuando toda la sociedad norteamericana se pone de acuerdo para marcarse una juerga descomunal, after incluido, y al día siguiente se levantan todos con una resaca de las chungas, similar a las que te tienen todo el día al borde de la cama debatiéndote entre la vida y la muerte y las enormes ganas que tienes de tirarte de cabeza a un estanque para quitarte de la boca la sensación de haber estado chupando un cenicero. Sólo que, esta resaca, en lugar de sed, le da a la gente mucha, pero que mucha hambre y el debate entre la vida y la muerte aquí se decanta enteramente por la segunda opción.

La serie que tan de moda se ha puesto ahora es una más que aceptable adaptación del cómic original de Robert Kirkman. Se introducen algunos cambios sustanciales, entre ellos, varios personajes nuevos, pero en líneas generales, el mensaje se mantiene intacto. The Walking Dead no es una serie que verse sobre un apocalipsis zombie y ya. En realidad, lo que Kirkman pretende con sus cómics es mostrar la supervivencia del ser humano en un ambiente hostil. En este contexto, el amable vecino que te saludaba cada mañana con sonrisa de buen ciudadano (pero al que tú ya tenías calado), te pegaría un garrotazo en la cabeza a la primera de cambio, te robaría todo lo que tuvieras de utilidad, se llevaría hasta las plantas de tu casa y te dejaría ahí como cebo para los zombies mientras él aprovecha para huir.

Es este el motivo que hace recomendable tanto los cómics como la serie ya que hasta ahora todo lo que tenía que ver con gente muerta que come gente viva se centraba en eso; en ver como los muertos se daban un banquete con los vivos. Pero poco interés habíamos visto hasta este momento en saber qué pasaría con un grupo de personas que fuera sobreviviendo poco a poco a esa odisea sin importar el motivo por el cual los muertos resucitan y atacan a los vivos. Pues de eso va The Walking Dead.

Los zombies se reconocen fácilmente ya que son asquerosamente feos, huelen mal, les falta alguna parte de su cuerpo (cuando no casi todo), se mueven con algún órgano colgando fuera de su sitio y acumulan más mierda entre los dientes que una plaza de pueblo después de un botellón.

Además de eso, suelen formar manadas aunque ello no implique una cooperación para conseguir objetivos, más bien, el fin principal es moverse hacia uno en común y después intentar ser el más rápido para hacerse con él. El único caso comparable que encontramos en la vida real son todas esas señoras que se agolpan a las puertas del Corte Inglés en época de rebajas.

Señoras zombies a las puertas de El Corte Inglés.

Los personajes principales son:

Rick Grimes: El tío de los calzoncillos limpios es en realidad un policía al que le metieron un tiro estando de servicio. El tipo tiene bastante mala suerte porque además de meterle un tiro que le deja en coma, durante ese tiempo que pasa encamado se arma todo este jaleo apocalíptico. Cuando despierta del coma y sale de la habitación en la que estaba como no es consciente de lo que ha pasado primero achaca el hecho de que no haya enfermeras en el hospital, ni electricidad y un cadáver descomponiéndose en el pasillo a los recortes en sanidad.

Sin embargo, cuando sale del hospital y una tía a la que le falta todo de cintura para abajo le pide que le devuelva la bici que le está robando entre «gñsssss» y «aagrrgggs» el hombre se queda un poco ojiplático y empieza a sospechar que ahí pasa algo turbio.

Rick y la zombie de la bici de buen rollo después de limar asperezas.

Su racha de mala suerte sigue en una escalada ascendente cuando además del coma y el apocalipsis le pegan un palazo en la cara. Irónicamente esto le salva la vida ya que  segundos antes de recibirlo estaba saludando amistosamente a un zombie que se acercaba en la lejanía para no dejar de él ni los huesos.

¡Golpe de remo!

Así es como se introducen a dos personajes que le cuentan a Rick lo que está pasando y en qué se ha convertido el mundo. Ellos son Morgan Jones y Duane Jones. Rick los lleva hasta la comisaría de policía para encontrar su traje de poli bueno, cargarse de armas y munición hasta los dientes y darse una ducha porque olía muy mal ya. Cuando sale de allí deja a Morgan y a Duane atrás para ir en busca de su mujer y su hijo.

En el camino, un pobre caballo tiene la mala suerte de ser encontrado por el policía. El equino es el primero de una larga lista en caer por la desgracia divina llamada “Rick Grimes”. En cuanto llegan a Atlanta, un grupo de caminantes con más hambre que el tamagochi de un sordo se abalanza sobre el animal con más salvajismo que el que observamos en las cenas navideñas cuando se ponen los langostinos en la mesa.

Nuestro protagonista sobrevive gracias a un coreano que, además, resulta que forma parte del grupo de supervivientes en el que se encuentra su esposa. La llegada de Rick al campamento le da tanta vida que a los dos días de haber llegado se tienen que largar a todo meter de la de muertos que aparecen por allí.

Rick es un hombre bueno, pero de esos que de tan buenos son gili… tontos, de los que tienes que agarrar y sacudir para ver si así les fluye la sangre por las venas. Por suerte, cuando una segunda manada de zombies pone en peligro al grupo, nuestro protagonista despierta por segunda vez e instaura la Ricktadura.

Rick dando un golpe de estado dentro de su propio grupo de cuatro gatos.

Lori Grimes:  Lori es la mujer de Rick. Durante los primeros días de la infección, manda a Shane Walsh, el compañero de trabajo y mejor amigo de Rick que vaya en su busca. Pero éste, al darlo por muerto, se larga cagando leches del hospital antes de que se lo merienden, mete a Lori y al hijo de Rick en el coche y salen de la ciudad. Lori creyendo que Rick está muerto ni se molesta en guardarle un poco de luto y empieza a tener una relación muy sexual con Shane porque se siente muy sola y necesita rellenar el vacío que siente.

A raíz de esto, Lori se queda embarazada, vamos, lo más recomendable para un mundo en el que te tienes que pasar la vida corriendo como si vivieras una maratón constante. Podemos decir de Lori que, en el fondo, es la salsa de The Walking Dead pero esa clase de salsa que te da un asco de muerte cuando te la llevas a la boca. Es cizañera, criticona, inestable, bipolar, no sabe lo que quiere y en general, es tonta.

Resumen acertadísimo de la inestabilidad emocional de Lori.

Es tan tonta que en una carretera por la que ya no circula ningún coche sólo a ella se le ocurre mirar un mapa mientras conduce y estamparse contra el único caminante que hay en cien kilómetros a la redonda. También es de las que opina que en un marco así, si es posible, mejor los hombres a defender y las mujeres a barrer. Pues eso.

Actualmente me encuentro muy ocupada odiando a los guionistas que antes de llevarse a esta tía petarda por delante han conseguido convertirla en mártir con sólo un par de episodios. ¿Tan difícil era hacerla tan poco odiosa desde el primer capítulo?

Carl Grimes: El hijo de los Grimes. Con un padre cenizo y una madre tonta solo nos podía salir un niño que se está metiendo cada dos por tres en algún problema. Era genéticamente imposible que saliera una persona normal. Inicialmente está en la serie para recibir balas perdidas, tirar piedras a los caminantes, provocar la muerte de miembros del grupo y dar por saco, básicamente.

Momento en el que Carl le dice a Rick que ha heredado la maldición de los Grimes.

En la cárcel le ha entrado un poco la cordura, ha dejado de hacer tanto el idiota y por eso le han colgado el papel de mini-sheriff y de paso una pistola cuyo retroceso debería hacer que se partiera los piños al primer disparo o por lo menos, que despegara del sitio unos centímetros. Se desconoce si lleva plomo en los zapatos.

CONTINUARÁ…